El pavimento fratasado o remolinado consiste en el vertido y el reglado del hormigón con los medios adecuados. Una vez endurecido lo suficiente, habiendo conseguido una masa monolítica y compacta, se fratasa mecánicamente y se incorpora la capa de rodadura a base de sílice, cuarzo y corindón, con la posibilidad de colorear la masa.
El acabado de la superfície puede ser cepillado, en polvo de cuarzo y en acabado fino con junta de dilatación.