El mortero es un elemento que se usa en la construcción y que se define en relación al conglomerante con el que se usa. De hecho, en función de las proporciones estaremos hablando de morteros de cemento y arena. Se trata de una mezcla plástica aglomerante que se obtiene como resultado de combinar agua con arena y un cementante que puede ser cemento, cal, yeso o una mezcla de los anteriores.
Dosificar estas proporciones varía en función de los materiales que tengamos, así como del destino final de la mezcla. Estos morteros se usan para bruñidos y revoques impermeables con una proporción de cemento y otra de arena, así como para enlucidos, zócalos y algunas cornisas. También se usa para enlucir el pavimento, enfoscados, bóvedas de tabiques y muros cargados, además de bóvedas de escaleras o tabiques de rasilla.
Los distintos usos del mortero
Otros usos que podemos destacar son para muros cargados, enfoscados o en la fabricación de ladrillos. De hecho, este último uso es uno de los más comunes, donde tendríamos que añadir una parte de cemento por cinco de arena. En cambio, para morteros más pobres usaremos una parte de cemento por hasta 10 partes de arena, en función de las fábricas cargadas, muros sin carga y rellenos para soldados.
Por otro lado, los morteros de cal y arena son usados para enlucidos, para revoques, para muros de ladrillos y para muros de mampostería, donde tendríamos que aplicar diferentes proporciones de cal y arena en función de la finalidad. Y lo mismo ocurre con los morteros de cemento y cal, los cuales sirven para la construcción de muros cargados e impermeables, de muros poco cargados y para cimientos.
Como has podido comprobar, la elección del mortero depende de varios factores pero sobre todo de su finalidad, que marcará las diferentes proporciones que tenemos que añadir a la mezcla para que salga correctamente.